Desde la mirada de la educación viva, se considera que el aprendizaje está absolutamente ligado al juego espontáneo,entendiendo éste como cualquier acción que deriva de una motivación interna. Los niños y las niñas, al estar más conectados/as con su mundo interno, poseen una mayor escucha por sus reales necesidades, deseos e intereses.
De esta forma, son capaces de crear su propio programa de aprendizaje, porque
Entendemos que para que un aprendizaje sea significativo, el interés debe venir guiado desde el interior de cada ser, no dirigido desde el exterior. En cada actuar, impulsado desde el deseo interno, en interacción con un ambiente preparado, la mente crea todas las conexiones neuronales necesarias para que se genere el aprendizaje.
En sus primeros años de vida los niños y niñas no desean hacer otra cosa más que jugar, pasando desde juegos sensorio-motrices,juego simbólico hasta la representación. Es decir, su única actividad está completamente relacionada al juego. Si son respetados/as en sus verdaderos intereses buscarán aquello con lo que se sientan más motivados/as para realizar, explotando todo su potencial y generando de ésta forma aprendizajes significativos. Alrededor de los 2 años de vida aparece el “Juego simbólico” y es considerado como una de las herramientas más grandes de aprendizaje. Los niños y las niñas aprenden por imitación, y a través de ésta herramienta pueden mostrarnos su realidad, su mundo interior.